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El accidente aéreo que el pasado jueves se cobró la vida de al menos 265 personas en Ahmedabad, en el oeste de India, continúa envuelto ... en misterio. Nada se sabe por ahora de las causas que llevaron al Boeing 787-8 Dreamliner operado por Air India a precipitarse poco después de salir del aeropuerto con destino a Londres, aunque el último mensaje lanzado por radio desde la cabina del avión, y conocido un día después, da idea de lo rápido que sucedió todo. Sumeet Sabharwa, el piloto, pidió socorro a la torre de control sólo once segundos después del despegue: «Mayday. Sin empuje, perdiendo potencia, incapaz de elevarse». El aparato comenzó a perder altura sobre un barrio residencial hasta que acabó estrellado contra la residencia de la Facultad de Medicina BJ y envuelto en llamas.
Un equipo de la Agencia Nacional de Investigación visitó el viernes la zona de la tragedia en busca de respuestas. El rastreo dio frutos ya que apareció una de las dos cajas negras del avión en la azotea de un inmueble. Se trata de la grabadora digital de datos de vuelo y, aunque los especialistas creen que ofrecerá información clave para esclarecer el siniestro, todavía queda por encontrar el registro de voz de cabina de la aeronave. A sus mandos iba Sabharwa, con 8.200 horas en el aire y habituado tanto a los Boeing como los Airbus. Era un piloto que sabía «mantener la calma», cuenta el diario 'India Today', y había llamado a su mujer antes de ponerse en marcha. Le prometió que volvería a telefonearla al aterrizar en Gatwick.
Ninguno de los doce miembros de la tripulación sobrevivió al accidente y de los 230 pasajeros (169 indios, 53 británicos, 7 portugueses y un canadiense) sólo se salvó uno, Ramesh Viswahkumar, que ocupaba el asiento 11-A. El viernes recibió la visita del primer ministro, Narendra Modi, en la cama del hospital. «Vi morir a gente delante de mis ojos. Conseguí desabrocharme el cinturón, empujar con el pie una apertura en el fuselaje y salí a rastras», relató este residente en el Reino Unido de 40 años que compartía vuelo con su hermano. En el suceso –el peor incidente aéreo del mundo desde 2014– murió, además, más de una veintena de personas que se encontraba en tierra, muchas de ellas en el comedor del edificio contra el que impactó el aparato y donde quedó incrustada su cola.
La mayoría de los 265 cadáveres rescatados hasta el viernes estaban parcial o totalmente carbonizados. Sólo seis cuerpos habían sido entregados a sus familias tras su identificación. Los allegados de muchas otras víctimas aguardaban en un centro de urgencias de Ahmedabad a hacerse la prueba de ADN, y las autoridades advirtieron de que hasta que no se complete ese proceso no habrá una cifra oficial de fallecidos. El Gobierno indio, mientras tanto, sopesa inmovilizar la flota de Boeing 787-8 que posee Air India a la espera de que la investigación arroje luz sobre lo ocurrido.
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